Una prometedora investigación surgió desde el Departamento de Ingeniería Informática que fue publicada en la revista Scientific Reports, de Nature. Buscaba dar con un método de detección no invasivo del Alzheimer a través de la retina. Mediante el estudio de la complejidad de la señal eléctrica retinal de animales, se descubrieron posibles marcadores tempranos de la enfermedad. El método tuvo amplia repercusión en los medios y uno de los artífices de este hallazgo es el profesor de la Usach, Leonel Medina.
El docente del DIINF, un apasionado del futbol y de transportarse en bicicleta recuerda que desde su juventud buscó una carrera que integrara las matemáticas, pero también la biología. Si bien ingresó a estudiar Ingeniería al plan común de la Universidad de Chile, a los dos años se decidió por la especialidad en eléctrica, pero el destino diría otra cosa. La ingeniería biomédica se le presentaría por azar. Fue un cartel que anunciaba un Magíster en dicha especialidad que lo impulsó a terminar la carrera, inscribirse en el postgrado y armar maletas para viajar a los Estados Unidos donde gracias a la beca Fullbright Conicyt pudo obtener el grado de doctor de la Duke University. Pareciera un proceso rápido y fácil, pero detrás hay casi 15 años de estudios. De regreso en Chile y haciendo un postdoctorado en la Universidad de Valparaíso, que quedó incompleto, decidió ser académico la Universidad de Santiago de Chile, donde se integró a un área de informática aplicada a la biología y a la medicina.
Si bien la Universidad de Duke forjó su línea de investigación, fue en nuestro Plantel donde comenzó a armar equipos tras un objetivo: buscar la posibilidad de detectar el Alzheimer de manera temprana con un examen de retina. Aquí se unió al profesor Max Chacón quien le habló de la teoría de la complejidad de los sistemas biológicos y de su disminución cuando nos enfermamos o avanza la edad. Eso se podría medir en algunas variables fisiológicas. “Max sabía de esta teoría y coincidió que la Universidad de Valparaíso había hecho algunas mediciones en la retina de animales, porque querían estudiar un modelo de la enfermedad de Alzheimer. Como yo entiendo de electrofisiología del ojo se armó el equipo”, recuerda desde su oficina en el Departamento de Ingeniería Informática. “En Valparaíso se hicieron los experimentos, las mediciones, mientras que en Informática de la Usach aplicamos los algoritmos que miden la entropía de las señales electrofisiológicas. El experimento fue practicado en ratones sanos y ratones modificados genéticamente que expresan de alguna manera la enfermedad, o más bien muestran síntomas que se parecen mucho a lo que le puede suceder a una persona”.
-Profesor, ¿es posible con este método determinar que un ser humano pueda tener Alzheimer antes que laenfermedad se manifieste?
-Hay harto que investigar, pero personalmente estoy optimista, porque la teoría de la complejidad está acumulando cada vez más evidencias a favor. Nosotros ya lo vimos en los animales, pero en el caso de las personas hay varios desafíos. Primero no podemos llegar en el humano tan cerca como en los ratones, a los que se les saca un pedazo de retina, se le ponen los electrodos, se aplican los estímulos luminosos y hacemos la medición. Eso no lo podemos hacer en personas, pero si se puede practicar un examen clínico que se llama electroretinograma en que un electrodo se ubica muy cerca del globo ocular, ya sea en la piel o en la córnea misma, y eso captura la actividad eléctrica. Hay que ver si esa señal es suficiente para capturar esas diferencias en la complejidad.
– La investigación es un gran avance, pero ¿de qué dependen para seguir progresando en sus estudios?
-Estamos postulando a fondos de investigación para comprar los dispositivos. Uno de ellos es no invasivo, pero se necesitan los recursos para comprarlo, llevar a cabo los experimentos y hacer las mediciones en los pacientes. La empresa privada podría aportar, pero no se han motivado ni nosotros hemos ido tras ellos, pese a que esta investigación ha llamado poderosamente la atención de los medios de comunicación tras aparecer publicada en la revista Scientific Reports, de Nature.
-Parece ser una constante las trabas económicas para los científicos en Chile…
-Lamentablemente nuestro país destina muy poco de su Producto Interno Bruto a la investigación, 0,36% del PIB, muy por debajo de la media de los países más desarrollados. En el país hay investigadores que hacen ciencia de calidad. Tenemos los Fondecyt pero siempre quedan cortos. En EE.UU el equivalente al Fondecyt es unas 10 veces más grande en monto. Allá con un Fondo de Investigación puedes financiar a un estudiante de doctorado que es súper importante para la ciencia, ya que es quien está día a día concentrado y desarrollando los experimentos, componentes fundamentales de la investigación.
– Hoy desde la Usach hace ciencia, ¿cómo valora el apoyo que la Universidad de Santiago entrega a sus investigadores?
-Entré a trabajar a la Usach en 2018. Respecto a esta investigación en particular, la Universidad aportó con gente muy talentosa. Los estudiantes de la Usach son muy esforzados. Esa es una de las cosas que me gusta mucho de nuestra Casa de Estudios, de mis colegas, gente que sabe mucho de lo que está haciendo. Estoy feliz en el Plantel, quizás hay que mejorar algo la infraestructura, pero el componente humano es el gran fuerte y potencial que me hace sentir orgulloso del lugar donde estoy. La Universidad de Santiago juega un rol muy importante en la movilidad social. Muchos estudiantes son primera generación en la Educación Superior y vemos la felicidad de sus familias al presenciar cuando reciben sus títulos. Esto seguramente ocurrirá también con el primer grupo que egrese de la carrera de Ingeniería Civil Biomédica que es muy reciente y a la vez la primera que se dicta en nuestra capital; me alegra haber contribuido a su diseño. La primera generación ya está cursando el tercer año. Tengo altas expectativas de que continuarán apoyando las investigaciones que estamos haciendo. Contribuir como profesor a la formación de los estudiantes me llena de orgullo.
Autor: José Flores
Fuente: usach.cl